lunes, 30 de abril de 2012

Quiero un tatuaje.

Quiero un tatuaje, en la cadera derecha. La cadera baja. Porque qué es una rockera sin tatuajes; porque me da una envidia terrible Kutxi Romero con su forma de ganarse la vida y sus brazos tatuados, y como lo más cerca que estaré de hacer rockanroll en directo será corear sus canciones en los conciertos, por lo menos me tatuaré, que siempre había querido.

Siempre había querido, sí, pero soy una persona hiperindecisa. Por eso lo he ido posponiendo, para estar segura, hasta que me puse un tope: al acabar la carrera. Sin embargo, luego pasó lo del Rubio y me dije, joder, Perr, pues háztelo cuando acabe la quimio. Y el tema del tatuaje quedó decidido también, su inicial. TODO el mundo, menos mi Señora Madre, me dice lo mismo: el nombre de un chico no, Perr, que a ver si luego cortáis, y luego qué... Sin embargo, Señora Madre opina como yo: que es una época de mi vida que nunca se me olvidará y que siempre significará algo, aunque el Rubio y yo lo dejemos (la verdad, no me imagino que eso pase, pero no soy tan ingenua como para no considerarlo posible, igual que es posible que me caiga un meteorito encima o que mi Tía la que Mola gane la lotería...ahora, hablar de probabilidades es otra cosa; como dice mi amigo Z, "después de pasar por esto o cortabais o ya no os separabais jamás").

La cosa es que se lo dije tímidamente a Señora Madre, creyendo que me montaría el pollo y que me lo tendría que hacer a escondidas (porque con 23 añazos y a punto de ser médico creo que tienen bastante asumido que "no dejarme hacer algo" es ridículo) y al principio puso cara rara pero no dijo nada. Esto fue hace tiempo, cuando el tatuaje era un "a lo mejor". Últimamente, como ya lo tenía decidido, volví a sacar el tema, y me ha dejado rota: que ella también se quiere hacer uno, encima de la teta, la inicial de Señor Padre, la de Hermana y la mía. Thor y ayuda me ha costado convencerla de que encima de la teta no, por lo que más quieras, que tenemos una edad y me niego a tener una madre choni a estas alturas, me niego. Ha accedido a hacérselo en el hombro y quiere que vayamos las tres juntas, porque Hermana también quiere hacerse uno. Yo quería que me acompañara el Rubio, por el tema de que la zona es delicadilla y tal y no es que no me fíe del tatuador pero me mola más que esté, que encima es en su honor y tal. Hermana me informó ayer por tuiter de que el tatuador del sitio donde tenía pensado ir está cañón, que es su amor platónico y que quiere ir con su amiga del alma. Paralelamente, mi amiga Minera, a quien le cuento por el chat del tuenti toda esta locura de tatuajes familiares, me salta que ella también había pensado hacerse uno, que le da algo de cosilla pero que igual se viene conmigo para ver si se anima.

Total; que preveo que no cabremos en el estudio de tatuajes, porque nos juntaremos allí Señora Madre, Hermana y Amiga del Alma de Hermana, el Rubio, la Minera y yo. Pero claro, pasará lo siguiente: Hermana y yo tiraremos para adelante, pero Minera al final se rajará; a Señora Madre le entrará la sensatez al ver nuestras caras de dolor y reculará como toda madre normal haría; el Rubio se mareará al ver la aguja y se tendrá que salir, y Amiga del Alma de Hermana probablemente ligue con el tatuador macizo, porque es mona, súper echá palante y medio francesa.

Y yo que me creía original, rebelde y rockera por tatuarme.

3 comentarios:

  1. Yo opté por no decírselo a mis padres hasta que me lo hice, no les hizo mucha gracia, pero prefiero eso a que mi madre me dijese que quiere hacerse uno ;P

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    1. Yo tampoco quería decirlo, me parecía más rebelde, pero el Rubio que es un formal me convenció y ahora mira la que se ha liado...

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  2. Pues yo, que ya era rockero el año que tú naciste, siempre he sido, en cambio, enemigo de tatuajes. No por nada, pero no quiero ninguna marca corporal que me identifique a las claras y al primer golpe de vista. Si llega el caso, que se jodan y tomen muestras de ADN...

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