martes, 27 de marzo de 2012

El día que casi me cargué una máquina de la facultad.

He decidido que mi primera entrada en serio sirva para ilustrar mi falta total de sentido común, porque quiero que comprendáis que soy una mujer compleja, que puede sacar una matrícula de honor en farmacología fundamental (traducción=una de las asignaturas más chungas de tercero de carrera) pero también puede suspender el teórico de conducir después de haberse pasado meses haciendo test de esos. Y todo por faltarme sentido común.

El caso es que iba yo con uno de mis amigos de clase por la facultad; para preservar su intimidad, le llamaré Bolista (porque juega al bolo palma; ya veis que sentido común no, pero agudeza me sobra). Íbamos a cargar las TUI con dinero. Las TUI constituyen uno de los múltiples mecanismos que se ha inventado la Universidad de Cantabria para sisarnos pasta; en teoría son las siglas de Tarjeta Universitaria Inteligente (aunque sospecho que en realidad significa Timo para Universitarios Incautos) y sirven, entre otras cosas, para cargarlas con dinero a través de una maquinita y luego pagar las fotocopias. Eso lo veo bien, porque las empleadas de la reprografía de la facultad no se caracterizan precisamente por su agudeza mental; hasta el punto de que se ha dado de baja la que sabe encuadernar y desde entonces un cartel reza que "por motivos de baja laboral, no se hacen encuadernaciones hasta nuevo aviso" porque la lerda que queda no se ha visto con fuerzas para aprender a meter las espirales por los agujeritos. Otro día me tengo que meter con estas señoras y sus misterios, como el hecho de necesitar una calculadora para sumar un euro más un euro cincuenta, o por qué carajo llevan bata (¿Se van a salpicar con los folios? No se entiende).
El caso es que el importe mínimo para cargar la TUI son tres eurazos y sólo se pueden meter en la máquina monedas de uno y dos euros (puede que de cincuenta céntimos también, no lo recuerdo). Con lo cual ya no puedo deshacerme de las monedas de céntimo para hacer fotocopias y encima me siento timada, porque me acaba sobrando dinero en la TUI que acaba inexorablemente gastado en la máquina de cafés (los cabrones lo tienen todo pensado).

Así que, después de que Bolista cargara su tarjeta, yo tuve una de mis Brillantes Ideas que en una persona normal habría sido deshechada de inmediato; pero como yo soy una discapacitada sin sentido común, me pareció una genialidad creer que podría estafar a la máquina (una máquina con el logo del Banco Santander en un lado, inlusa de mí, no caí en que Emilio se las sabe todas). Tenía unas liras turcas que me habían sobrado de cuando Mi Tía la que Mola (que se merece un post entero y hasta una etiqueta, y se los haré, palabra) me llevó de viaje a Turquía. Las liras turcas tienen el mismo tamaño que los euros pero valen como la mitad, así que me dije: "esta es la mía" y procedí a intentar cargar la TUI con ellas.
Esto de por sí ya es una idea de bombero retirado, pero lo mejor viene ahora. Evidentemente, la máquina volvió a escupir las monedas, como queriendo decir, a mí no me la pegas, maja.

-Claro.-Le dije a Bolista, que empezaba a esbozar una sonrisa ante mi estupidez supina.-Eso es porque pesan poco.

Y, ni corta ni perezosa y antes de que Bolista pudiera detenerme, voy yo y meto dos monedas juntas. Que se quedan, naturalmente, atascadas en la ranura. Horror. Palidezco. Me la he cargado. Pienso en huir, pero pronto comprendo que es imposible. Bolista está de testigo, las liras turcas les conducirán hasta mí, y además yo no podré soportar la presión cuando se corra la voz de que alguien ha atascado la máquina de las TUI y me derrumbaré como el asesino del corazón delator de Poe, gritando en medio del vestíbulo atestado que he sido yo, ¡HE SIDO YO!

Me giro hacia Bolista y compruebo que ha abandonado toda compostura y se ríe a mandíbula batiente. Lo perdono en el acto, claro, si no estuviera cagada por haberme cargado la máquina también me reiría. Consigo que se quede allí mientras voy a conserjería con los ovarios en la garganta, porque aunque quiero correr y no mirar atrás, ya soy mayor y tengo que aceptar las consecuencias de mis actos. Por suerte, está el Conserje Majo, que es el único que no parece que trabaja allí para cumplir algún tipo de condena/servicio comunitario por algún horrible crimen.

-Mira...eh...que me he equivocado y...se ha atascado la máquina de las TUI....

Algo debió de entender entre mis balbuceos, porque me siguió hasta la máquina.

-¿Se ha roto otra vez? Porque cuando se rompe tienen que venir de Madrid a arreglarla...

Madrid, ¡Ha dicho Madrid! Me van a hacer pagar el servicio técnico, y como cobren por desplazamiento como los fontaneros...miro de reojo a Bolista, que está doblado por la mitad, desorinándose. Por ese lado no puedo esperar ayuda. Entretanto, Conserje Majo exclama:

-¿Pero qué es eso?

-Es que...me he confundido y....he metido liras turcas, y se ha atascado...

-¿Que has metido qué?

Bolista está a punto de morir de un colapso respiratorio provocado por la risa. Yo, en cambio, me hallo al borde de la muerte porque toda la sangre de mi cuerpo se concentra en esos momentos en mi cara.

-Liras turcas.-respondo. Conserje Majo me mira con sorna, pero no dice nada; en cambio, trae unas tijeras y consigue desatascar las monedas, que vuelven a ser escupidas por la máquina en tono acusador. Conserje Majo las coge y las contempla en la palma de la mano un momento antes de devolvérmelas. Es mi héroe, aunque la sonrisa sardónica deje claro la opinión que tiene de mí. No le culpo, en ese momento yo también opino que soy gilipollas.

Le doy las gracias. Durante los años siguientes y hasta que termine la carrera, me parecerá ver la sonrisa sardónica cada vez que me cruce con Conserje Majo, pero no me importa, porque me salvó del escarnio público y de tener que pagar la reparación de la máquina infernal.

Bolista se recuperó del ataque de risa, pero sufre recaídas cada vez que cuento la anécdota.

1 comentario:

  1. Vaya, ayer me timaron y me dieron 1 lira turca por una moneda de 2euros, lo peor es que fue vendindo rifas y ahora tengo que poner 2euros de mi bolsiloo... en fin, solo espero que el sorteo de la rifa no le toque a la persona que me estafó, no sería justo, me estafó dos euros dándome una lira turca que vale 40centimos

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